BUENOS AIRES.- Ya nunca se volverá a pelear con su personaje más querido por culpa de una aceituna. Y seguramente la Mulatona a partir de hoy no se meneará con la misma gracia. Tampoco el hincha de Camerún tendrá hoy muchas ganas de cantar su "burumbumbún". Caloi, ilustre (declarado por la Legislatura porteña en marzo de 2009), se fue hoy.

Carlos Loiseau, humorista gráfico, poeta, divulgador del arte de la historieta, murió esta mañana, a los 63 años, tras permanecer internado en delicado estado de salud en Buenos Aires.

Aunque es recordado por su legendario Clemente, que creó en la década del 70 y que permaneció en la última página de "Clarín" durante más de 40 años, Caloi desarrolló una enorme tarea como divulgador, a través de su programa de "Caloi en su tinta", en el que, como creador y conductor, difundía cortometrajes artísticos de animación e historietas. El jueves había estrenado el largometraje de animación "Anima Buenos Aires".

El dibujante había nacido en 1948. Sus primeros trabajos se publicaron en la revista "Tía Vicenta", en 1966. Desde 1968 se desempeñaba en distintas secciones de "Clarín" y seguía publicando, entre otras cosas, una tira diaria de su entrañable personaje, y una página de humor en la revista dominical "Viva".

Planeta Clemente
Fue su personaje más conocido. Esa especie de pájaro sin brazos, a rayas amarillas y negras, según su propio autor, nació como el acompañante de Bartolo, el maquinista de un tranvía. Poco a poco, consiguió su propia tira. "Clemente no tiene una definición en la escala zoológica. Es un ejemplar único. Está amasado con los valores de la calle de nuestra infancia, que no era peligrosa y acechante como ahora, sino la continuidad de la casa", contó el Caloi el día que fue distinguido como "Ciudadano Ilustre" de Buenos Aires.

Por prepotencia de trabajo
En 2004, Clemente fue declarado patrimonio cultural porteño y su "papá", personalidad destacada. "Ahora voy a ser 'ilustre' -le dijo a Clarín al recibir la distinción-. Aunque, como me dijo el hijo de Fontanarrosa, parece una orden de trabajo: '¡Ilustre, Caloi!'. Y yo voy a dibujar, que es lo único que sé hacer". LA GACETA ©